Con el ronroneo, los gatos segregan una sustancia en el cerebro que le causa placer denominada endorfina.
Es lógico que bienestar y ronroneo vayan de la mano, y hay gatos que
repiten este sonido en cualquier momento agradable (al dormirse, al ir a
comer…).
Pero esta endorfina también puede actuar como calmante en momentos de dolor.
Un gato recién atropellado o que está siendo atendido en un veterinario
puede ponerse a ronronear, y ese seguro que no es un momento de placer.
Si bien este ronroneo supone ser un autocalmante del gato, también ha
sido interpretado como una manera de pedir un trato social, que no se
le haga daño.
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